martes, 11 de enero de 2011

El tomate...cuestión de historia

¿Sabías que...un día, sin saberlo, Cristóbal Colón cambió la gastronomía mundial para siempre?


¡EFECTIVAMENTE!...En el siglo XVI, el tomate llegó a Europa después de que nuestro afamado conquistador lo descubriera en su viaje por las Américas.

   El tomate pertenece a la familia de las solanáceas, igual que la mandrágora y la belladona, ambas plantas producen un fruto rojo o amarillo de características similares; el venenoso fruto de la mandrágora tiene propiedades narcóticas, la belladona puede producir alucinaciones y delirios. Este fue el motivo principal de que el tomate fuese considerado un fruto venenoso.

   Por fortuna, los italianos no se asustaron ante tal hecho y decidieron probar el exótico sabor del tomate, que acabó por conquistar sus paladares y su cocina, utilizándolo para hacer zumos, postres, sopas, salsas o purés. Después de 200 años (un tiempo más que suficiente para comprobar que el tomate no producía efectos secundarios en los italianos), el resto de europeos decidimos incorporarlo también a nuestra dieta, dejando así de cultivar el tomate sólo con fines decorativos. Curiosamente, en Estados Unidos, fue donde más tarde se aceptó su uso para la alimentación.

   Hoy en día existe una gran variedad de clases y colores; podemos encontrarlos amarillos, verdes, rojos e incluso negros, todos ellos diferentes pero con un denominador común, su sabor. El tomate amarillo fue el primero en llegar a Italia, de ahí que lo denominaran "Pomo d'oro" (Manzana de Oro); en Francia e Inglaterra se les llamó "Manzanas del Amor" por su intenso color rojo...y es que, cómo no llamarles así, si un órgano tan ligado al amor como es el corazón, se ve beneficiado con el consumo de este fruto!!



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